Aún estamos con el frío en el cuerpo de estas últimas olas que nuestro país ha sufrido, pero ya vemos un poco la luz del Sol al final de ese túnel casi helado.
Estamos seguros que llegará ese momento en el cual la naturaleza nos dará ese “hola” en forma de árboles frondosos, bellas flores y animales más revoltosos y activos.
Esa es la señal que debemos saber observar para prepararnos también ante lo que no percibimos, pero está ahí para que podamos hacer uso de ello: la energía de todo lo que nos rodea, que brota a borbotones.
Desde tiempos remotos, los habitantes de aquellos pueblos más primitivos sabían de estas señales, y realizaban algunos preparativos para que pudieran obtener así sus bondades, para beneficiarse de ellas, y poder superar obstáculos, atrayendo a sus vidas todo lo bueno que ofrecía la naturaleza.
Hoy en día, en una sociedad individualista y tecnificada, hemos olvidado esos interesantes orígenes. Y aunque esto puede suponer un hecho lamentable, para usted que está leyendo este artículo, y tiene interés por cambiar y mejorar su día a día, no lo es.
La razón es sencilla: mientras otros pierden el tiempo en lamentaciones y redes sociales, usted está aprovechando estos minutos en aprender algo que le puede reportar muchos beneficios.
Para ello (que irá en otros interesantes artículos que escribiremos próximamente), antes hay que preparar el terreno. Igual que un agricultor no planta en sus tierras sin antes prepararlas para asegurarse que las semillas van a brotar con la mejor de las fuerzas, obteniendo así un fruto fabuloso, usted tiene que preparar “su terreno”, esto es, su casa y su cuerpo.
Un par de consejos muy fáciles de realizar: en el caso de la limpieza de su casa (entiéndase limpieza energética), lo mejor es usar la quema de plantas. No olvide que la energía se transforma, y que todo es energía. Además, uno de los elementos transformadores por excelencia es el fuego.
Por tanto, un recipiente de barro, en el que colocamos un carboncillo de encendido rápido (como los que se usan para quemar el incienso) será fabuloso.
Las plantas que podemos quemar son una mezcla de ellas, que dejaremos secar al sol si es posible, y si no, las podemos comprar en herbolarios ya secas. Estas son: romero, salvia, laurel, tomillo y rosas. Las proporciones no son muy relevantes, pero si es posible, haga divisiones exactas.
Tampoco se obsesione con el peso preciso de la mezcla. Una cucharadita de cada una servirá para ello. Luego mezcle todo bien, y vaya quemando esa mezcla sobre el carboncillo en pequeñas dosis.
Hágalo durante unos siete días seguidos, sin importar la fase de la Luna en la que se esté, y tampoco la dirección. Eso si, lo ideal es mantener las ventanas cerradas en el momento que quemamos esa mezcla. Con una media hora es suficiente. Luego, puede abrirlas para dejar salir ese humo.
En cuanto a su cuerpo, también es sencillo. Prepare 2 litros de agua y añada pétalos de rosa secos, una cucharada sopera de romero seco y 3-4 clavos de olor. Hierva durante unos 10 min y deje enfriar.
Luego cuele ese agua y con ella, una vez realizado el aseo diario y antes de salir de la bañera o ducha, coja un vaso y viértalo sobre todo su cuerpo, lentamente, cubriendo la mayor parte de él.
Los baños pueden ser en días consecutivos, sin tener en cuenta cuándo se comienza, y hasta que dure el contenido del preparado que ha realizado.