El Tarot consta de un conjunto de cartas dividido en dos categorías principales: los Arcanos Mayores y los Arcanos Menores.
Los Arcanos Mayores son las 22 cartas principales del Tarot, y cada una representa un arquetipo o energía simbólica que se utiliza para la interpretación de la lectura.
Los Arcanos Menores se dividen en cuatro palos: espadas, bastos, copas y oros. Cada palo tiene 14 cartas, y cada una representa una energía o situación específica.
La lectura del Tarot se basa en el principio de la sincronicidad, que es la idea de que los eventos y las experiencias están conectados a través de una serie de coincidencias significativas. En una lectura del Tarot, el tarotista baraja las cartas y las coloca en una disposición específica llamada “tirada”.
Cada posición en la tirada representa un aspecto diferente de la situación que se está consultando, y las cartas que se colocan en cada posición se interpretan para proporcionar información y orientación.
El Tarot se utiliza comúnmente como herramienta de adivinación para ayudar a las personas a comprender mejor su situación actual y a obtener orientación sobre el futuro.
También se puede utilizar como herramienta de autoexploración para ayudar a las personas a entender mejor sus propios patrones de pensamiento y comportamiento, y para identificar áreas en las que podrían necesitar trabajar.
Es importante tener en cuenta que el Tarot no es una herramienta infalible y que la interpretación de las cartas puede variar según el tarotista y el consultante.
Además, las cartas del Tarot no tienen el poder de predecir el futuro de manera precisa y definitiva, ya que el futuro es siempre una combinación de muchas variables y factores, algunos de los cuales están fuera de nuestro control.